huertas escolares 31072018

Fuente: www.nacion.com

De 4.600 centros educativos en Costa Rica, solo 1.000 cuentan con un huerto. La huerta escolar es la mezcla perfecta para jugar, experimentar y adquirir conocimientos de una forma no tradicional. Desde el 2013 y con el respaldo de Brasil, donde se ha desarrollado un plan que une los esfuerzos de estudiantes, docentes, padres de familia y productores locales para mejorar el uso de las huertas en las escuelas, la FAO ha querido replicar el modelo en Costa Rica. A la fecha han logrado capacitar a 638 docentes y 2.700 mamás y papás, sobre la importancia de promover estilos de vida saludables en centros educativos, hogares y comunidades.

“Aprendemos a sembrar plantas comestibles y comer cosas nuevas. Yo antes comía mucha cochinada, pero ahora como más verduras y frutas”, relató un alumno de la Escuela Cecilio Piedra Gutiérrez, en Frailes de Desamparados, uno de los pocos centros educativos que mantienen con vida estos espacios de siembra. El año pasado, durante la clase de estudios sociales, cuando, tras analizar qué cultivaban los primeros agricultores costarricenses, Braiton y sus compañeros se dieron a la tarea de sembrar maíz y frijoles, vieron el crecimiento de estos productos y, finalmente, los consumieron. “Cuando veo el plato en el comedor de la escuela con los alimentos que con mis manos sembré y que me voy a comer, me siento muy orgulloso y feliz de haberlos producido”, comentó Braiton para un audiovisual de FAO y otras entidades que, entre otras cosas, tenía como objetivo el promover las huertas.

Sin embargo, Pérez Fonseca reconoció que el camino no ha sido fácil y han surgido situaciones que han limitado el uso de las huertas. Por esto han creado un curso en línea impulsado por la Fao, el MEP y la Universidad Hispanoamericana que capacitará a docentes para que puedan sacarle más provecho a estos espacios. Mediante esta herramienta digital, los maestros podrán, entre otras cosas, adquirir conceptos básicos de agricultura, y sabrán cómo hacer distintos tipos de huertas (tradicionales, hidropónicas u orgánicas), para ajustarlas a los espacios, necesidades y presupuestos de cada centro educativo. El MEP se encargaría de darles los implementos necesarios.

Con las distintas actividades se busca, no solo que los niños entren en contacto con la naturaleza, y obtengan los beneficios que esto implica, sino que, al mismo tiempo descubran otros caminos para reflexionar, modificar hábitos de consumo y de alimentación, puedan fortalecer el trabajo en equipo, mejorar la convivencia, tener prácticas inclusivas y potenciar el liderazgo, entre otras habilidades fundamentales para la vida. Briton quizá no tiene muy claro todo lo que le ha ayudado la huerta escolar, pero dijo estar tan entusiasmado que sueña con tener la suya en su propia casa.

Fuente: https://www.nacion.com/ciencia/medio-ambiente/proyecto-impulsa-convertir-huertas-escolares-en/MGIE5R762VHFLI7VOGMYEVME2A/story/